Omar Emir Chabán, uno de los personajes más impactantes, polémicos y decisivos de la historia del rock argentino, falleció el 17 de noviembre de 2014 a los 62 años. Su muerte marcó el cierre de una etapa fundamental para la cultura alternativa y el under porteño. Dueño de una personalidad excéntrica, provocadora y visionaria, Chabán dejó una huella imborrable en la escena musical, tanto por sus creaciones culturales como por la tragedia que atravesó su vida y lo convirtió en una figura controvertida hasta el final.
Un agitador cultural del under porteño
Nacido en Buenos Aires en 1952, Chabán se convirtió desde muy joven en un gestor cultural incansable. Su nombre quedó asociado de manera inseparable con la explosión artística del under de los ’80. Fue uno de los primeros en apostar por espacios dedicados exclusivamente a la música emergente, el teatro experimental y la expresión libre en todas sus formas.
Su trayectoria comenzó como productor de espectáculos y agitador del circuito alternativo, conectando músicos, artistas visuales, performers y propuestas experimentales que no tenían cabida en los espacios tradicionales. Su visión del arte era total: irreverente, desafiante, siempre al límite.
Cemento: el templo del rock
En 1985 inauguró Cemento, un lugar que cambiaría para siempre la historia del rock argentino. Más que un boliche, Cemento fue un laboratorio cultural, una catedral del sonido fuerte y un espacio donde bandas que luego serían históricas dieron sus primeros pasos. Por su escenario pasaron:
• Los Redondos
• Soda Stereo
• Sumo
• Los Violadores
• Attaque 77
• Las Pelotas
• Babasónicos
• Divididos
y cientos más, desde rock barrial hasta punk, hardcore, electrónica y performances teatrales.
Cemento era crudo, oscuro, incómodo… pero auténtico. Era el punto de encuentro de tribus urbanas, periodistas, managers, estudiantes y músicos que iban a tocar, ver y descubrir lo que se estaba gestando. En su piso pegajoso se escribió la historia grande del rock nacional.
El Parakultural: anarquía, arte y vanguardia
Junto a Omar Viola y otras figuras del circuito, Chabán también fue impulsor del Parakultural, otro de los espacios clave de la contracultura porteña.
Allí convivían:
• Teatro experimental
• Música under
• Humor negro
• Danza
• Performances extremas
• Poesía
• Propuestas fuera de cualquier canon comercial
El Parakultural marcó a generaciones enteras y se convirtió en una referencia obligatoria del arte independiente argentino.
Un gestor incansable: del under al mainstream
Además de Cemento y el Parakultural, Chabán abrió y administró otros espacios que intentaban ampliar el concepto de espectáculo alternativo, incluyendo:
• El Die Schule
• Yeni
• La Morena
• República Cromañón, su proyecto más ambicioso
Chabán intentó, una y otra vez, crear espacios para que los artistas pudieran desarrollarse. Fue productor de shows, creador de formatos y defensor del rock como movimiento cultural antes que como industria.
La tragedia de Cromañón y su sombra
El 30 de diciembre de 2004 ocurrió la tragedia más dolorosa en la historia de la música argentina: el incendio de República Cromañón, durante un show de Callejeros, dejó 194 víctimas fatales y miles de heridos. Chabán pasó de ser un gestor cultural respetado a un protagonista central del caso judicial más grande vinculado a la música en el país.
Fue condenado, encarcelado y liberado por cuestiones de salud. Su figura quedó dividida para siempre entre quienes lo recordaban como un creador cultural inmenso y quienes lo asociaron directamente a la tragedia.
Sus últimos años y su legado
Chabán falleció el 17 de noviembre de 2014, víctima de un cáncer. Vivió sus últimos años en silencio, lejos de los escenarios y del bullicio que había marcado su vida.
Sin embargo, más allá de las controversias, su legado es innegable:
• Creó los espacios que hicieron posible el crecimiento del rock argentino.
• Fue pionero de la cultura alternativa de Buenos Aires.
• Impulsó a cientos de artistas emergentes cuando nadie más lo hacía.
• Marcó un antes y un después en la historia del under.
Omar Chabán será recordado como un personaje excesivo, ambiguo, fascinante y contradictorio, pero fundamental para entender la identidad rockera del país.
