Se cumplIERON 25 años de los shows de los Redondos en River y de la histórica frase del Indio Solari: “Vamos a hacer el pogo más grande del mundo”

EL 15 y 16 de abril de 2000, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hacía un doblete de conciertos inolvidables frente a más de 140.000 ricoteros, con momentos de terror e incertidumbre.

“Ya copamos Mar del Plata, ya copamos Santa Fe, no nos rompan las pelotas, ¡Qué copamos River Plate”. El cantito, en forma de amenaza, se hizo realidad. Hace un cuarto de siglo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota llegaban por primera vez en su historia al estadio Monumental Antonio V. Liberti, la cancha de River. Fueron jornadas agitadas, la cancha de River cercada en varias cuadras a la redonda para ordenar el ingreso de las huestes ricoteras. El clima era de fiesta, las bandas llegaban de Tapiales, de San Martín, de Merlo, de Laferrere, de Aldo Bonzi; del Conurbano, del resto del país y de más allá (Andrés Calamaro había viajado especialmente desde España para no perderse el concierto). Pero también era de guerra: cualquier parecido con la realidad no parece una coincidencia. Un superlativo operativo policial que alimentaba la tensión con esos pibes, muchos de ellos emergentes de esa (ex) clase trabajadora que el neoliberalismo de la década anterior empujaba hacia un abismo.

Promediando el primero de los conciertos, el sábado 15 de abril, hubo corridas en el campo, de los más poblados que recordamos haber visto en la historia de los conciertos en esa locación. Se encendieron las luces y se produjo un tenso intervalo, hasta que la banda volvió a escena. El Indio estaba furioso: “Bueno, pareciera ser que todo el esfuerzo… ¡Escuchenmé un poquito, por favor! ¡Han pasado cosas muy serias esta noche! ¡Escuchenmé, carajo! ¡Han pasado cosas muy serias esta noche acá! Han entrado dos hijos de puta, han lastimado gente. No sabemos si enviados por alguien, no sabemos por qué motivo. Se han cagado en el esfuerzo que ha hecho la banda, se han cagado en 70, 80 mil personas que hay esta noche acá. Desgraciadamente, todo este esfuerzo, toda esta presión que han (sic) hecho durante días la prensa para meternos en este ghetto, haciéndonos creer que somos animales, han logrado probablemente que esta sea la última noche que toquemos…”. Lo que se escucha es el sonido de decepción colectiva más grande del mundo. Y siguió el Indio: “Se hace muy difícil. Se hace muy difícil cantar ‘Banderas de (sic) mi corazón’, se hace muy difícil hacer esto… Nosotros no tenemos ánimo en este momento. ¡Hay chicos lastimados! ¡Hay varios chicos lastimados! Yo sinceramente creo que, por respeto a ustedes, a toda esta gente que vino hoy desde distintos lados, vamos a seguir con el show que teníamos planeado para hoy. Pero bueno, veámoslo como una de las últimas veces que tocamos…”.

Y anunció que, por dictamen del juez, el resto del concierto iba a ser con las luces del estadio prendidas. Lo que siguió –paradoja del destino, o genialidad del guionista–, fue “Pogo”, un homenaje al payaso asesino.

La lista de tema incluyó muchos temas de Último bondi a Finisterre, el álbum más reciente del grupo, editado a fines de 1998. Pero también, un repaso por toda su discografía, con varios temas (especialmente de Lobo suelto, cordero atado), que no habían tocado en vivo en los últimos años, como “Caña seca y un membrillo”, “La hija del fletero” o “Shopping Disco Zen”.

La banda estaba en estado de gracia: Skay Beilinson lanzó solos memorables, la sólida base de Semilla Bucciarelli y Walter Sidotti se potenciaba con los teclados, efectos y programaciones de Hernán Aramberri, Sergio Dawi lanzaba aullidos con su saxo y el Indio Solari manejaba la emoción de una actuación que quedaría en la historia.

En el concierto del domingo 16, el Indio dejó una de las frases que trascendería el universo ricotero para formar parte del imaginario popular argentino. Antes de “Ji ji ji” disparó: “Vamos a hacer lo que la prensa ha dado en llamar el pogo más grande del mundo”.

Unas semanas más tarde, en conversación con la revista La García, Poli anunciaba las intenciones del grupo de volver al estadio de River y cargaba contra los medios: “Estamos en una sociedad que como cualquier otra tiene sus problemas. ¿Cómo vas a preservarte de que entre 60 mil personas haya uno solo que arme semejante quilombo? Los medios tenían que justificar que habían estado alentando y arengando la violencia. Pusieron el acento en la violencia, pero no dicen que había 59.999 personas fenomenalmente bien.” 

Fuente: Rolling Stone