Sumo y “Divididos por la felicidad”: 40 años de un disco inmortal

Sumo irrumpió en la escena con un sonido único, mezclando reggae, post-punk y funk. Cuatro décadas después, su legado sigue intacto.

El 1 de abril de 1985, en plena efervescencia de la democracia recuperada, Sumo lanzó Divididos por la felicidad, un disco que rompió esquemas y abrió un nuevo camino en el rock argentino. Liderada por Luca Prodan, la banda fusionó reggae, post-punk, funk y una actitud desafiante que incomodaba y fascinaba a partes iguales. Su sonido, alejado de las grandes figuras como Charly García y Spinetta, representó una bocanada de aire fresco para una generación que buscaba nuevas formas de expresión.

El álbum, grabado en los estudios CBS y editado por Sony, contenía temas que se convirtieron en himnos. La rubia tarada, con su crítica mordaz a la superficialidad, se transformó en un éxito instantáneo. Pero más allá del hit, canciones como Mejor no hablar de ciertas cosasRegtest y Kaya mostraban la versatilidad de la banda y su capacidad de mezclar géneros sin perder autenticidad. La historia de Mejor no hablar de ciertas cosas es especialmente curiosa, ya que la letra fue escrita por el Indio Solari y cedida a Prodan tras un encuentro fortuito con Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

Sumo no solo desafió los límites musicales, sino también los de la industria. Su actitud antisistema y su rechazo a encasillarse los convirtieron en una banda de culto. El grupo, integrado por Diego Arnedo, Germán Daffunchio, Ricardo Mollo, Roberto Pettinato y Alberto «Superman» Troglio, tenía una química explosiva en el escenario. Su sonido crudo y la fuerza de Luca al frente hicieron que Divididos por la felicidad se sintiera como una descarga eléctrica, una que sigue resonando 40 años después.

Hoy, cuatro décadas más tarde, el legado de Sumo sigue intacto. Su influencia se extiende desde el reggae y el ska hasta el rock alternativo. Bandas como Los Piojos, Intoxicados y toda la escena ska-punk nacional beben de su estilo. Divididos por la felicidad no solo fue el inicio de una leyenda, sino un manifiesto de libertad artística. 

Fuente: Diario de Mendoza