La banda de Andrés Ciro Martínez hizo un show completo en su vuelta al festival que la ayudó a hacer cumbre de popularidad. Como la apertura, la clausura agotó entradas. Detalles y perlitas del resto de la jornada.
El ritual se consumó entero: cuando bien pasada la medianoche y luego de casi tres horas de show, Andrés Ciro Martínez y Daniel “Piti” Fernández comenzaron a nombrar una por una la gran cantidad de banderas que hacían gala del aguante que había llegado desde diferentes puntos del país y hasta de países limítrofes, los más nostálgicos recordaron aquella escena que se volvió una hermosa costumbre al ritmo de Finale en el epílogo de los recitales de Los Piojos.
Inmejorable actitud para coronar el comienzo del cierre de esta 25ª edición que tuvo de todo en lo estilístico, cierta uniformidad a la hora de cuestionar al presidente Javier Milei y algunos problemas técnicos que, por ejemplo, llevaron a que el show de Skay se acortara considerablemente.
El ritual se consumó entero: cuando bien pasada la medianoche y luego de casi tres horas de show, Andrés Ciro Martínez y Daniel “Piti” Fernández comenzaron a nombrar una por una la gran cantidad de banderas que hacían gala del aguante que había llegado desde diferentes puntos del país y hasta de países limítrofes, los más nostálgicos recordaron aquella escena que se volvió una hermosa costumbre al ritmo de Finale en el epílogo de los recitales de Los Piojos.
Inmejorable actitud para coronar el comienzo del cierre de esta 25ª edición que tuvo de todo en lo estilístico, cierta uniformidad a la hora de cuestionar al presidente Javier Milei y algunos problemas técnicos que, por ejemplo, llevaron a que el show de Skay se acortara considerablemente.
El ritual se consumó entero: cuando bien pasada la medianoche y luego de casi tres horas de show, Andrés Ciro Martínez y Daniel “Piti” Fernández comenzaron a nombrar una por una la gran cantidad de banderas que hacían gala del aguante que había llegado desde diferentes puntos del país y hasta de países limítrofes, los más nostálgicos recordaron aquella escena que se volvió una hermosa costumbre al ritmo de Finale en el epílogo de los recitales de Los Piojos.
Inmejorable actitud para coronar el comienzo del cierre de esta 25ª edición que tuvo de todo en lo estilístico, cierta uniformidad a la hora de cuestionar al presidente Javier Milei y algunos problemas técnicos que, por ejemplo, llevaron a que el show de Skay se acortara considerablemente.

Antes de ese emotivo rito, el propio Ciro había amagado un par de veces con que era “el último tema” y hasta generó un inolvidable ida y vuelta con el público en diferentes tonos entre un recurrente “sí” de él y un “no” de la gente, que se había quedado con ganas de más.
Cuando sonó el “uo pa pa uo pa pa” con el que arranca El Farolito (que se enganchó con La rubia tarada como era costumbre), el salto colectivo fue una de las mejores postales que nos dejó la jornada de cierre de Cosquín Rock 2025, que al igual que la primera, volvió a tener entradas agotadas.
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La diversidad, al palo
Mientras Los Piojos sellaban su esperado regreso al festival y a los escenarios cordobeses en el Sur, en el Montaña Peces Raros llegaba al clímax de su corto pero contundente show tocando Cicuta, uno de sus máximos hits. A su vez, en el Norte, Luck Ra cantaba a capela la intro de Ya no vuelvas, con una importante cantidad de público rendido al sabor cuartetero del joven cordobés que hacía su debut.
Rock nostalgioso, sonido electrónico de vanguardia y tunga tunga, todo a la misma hora. Una verdadera postal de lo que es hoy el Cosquín Rock, le pese a quien le pese.
El de Peces Raros terminó siendo en rigor el último show de la edición 25 del festival, ya que finalizó cerca de la 1.30 seguido por una multitud, entre los que se “comieron” todo el flash y otros que llegaron luego del gran finale de Los Piojos.
Por su parte, Luck Ra, siguió la pauta de sus presentaciones festivaleras recientes, en Villa María y Jesús María, con un show bien bailable y lleno de hits. Para estar a tono, en su debut en Cosquín Rock, se mostró bien suelto con el público y hasta sorprendió regalando una perlita: versión cuartetera de Yendo de la cama al living. Con este homenaje a Charly García, el cordobés dejó a más de uno sorprendido.
Un rato antes, en ese mismo escenario, Nafta también sorprendió tocando la intro de Tan solo minutos después que Los Piojos la hubieran tocado. “Habíamos hablado con Ciro de hacerla al mismo tiempo, pero no nos salió”, broméo Magamo. El público festejó la humorada y bancó a la big band soulera a pesar del díficil horario.
Los Piojos, show completito
“Muchas gracias Cosquín. Buenas noches, somos Los Piojos”. Así presentó Andrés Ciro Martínez a su banda, recientemente reunida y en su regreso a , un festival que atestiguó cómo surfeó la masividad en el tránsito del siglo anterior a este nuevo. La presentó como si fuera una formación emergente, que tiene todo para ganarse.
El textual señalado de Martínez sucedió al enérgico comienzo que tuvo la tríada Arco/Te diría/Yira Yira, esta última una canción acorde a este tiempo de proliferación de discursos de odio compatibles con eso de “verás que todo es mentira/ verás que nada es amor”.

Luego siguió el medio tiempo Vine hasta aquí y la balada Difícil, “un tema para todos los enamorados doloridos”, según presentó Martínez.
Posteriormente, el líder se posicionó como un conductor de programa de entretenimientos, una fija de sus presentaciones aquí con Los Persas, y llamó al público a votar entre Fantasma y Ruleta. Ganó Ruleta, y la superficie del aeródromo de Santa María de Punilla casi copada por completo para el regreso de Los Piojos acusó el impacto.
Este se agudizó con una furibunda versión de Motumbo, en un momento que José Palazzo, organizador de Cosquín Rock, le aseguró a La Voz que ayer también se agotaron entradas como el sábado y que la concurrencia total en las Bodas de Plata del encuentro alcanzó las 110 mil entradas. “Y el 65% de ese total, pertenece a gente de otras provincias”, precisó el productor.
Luz de marfil fue el clásico al que acudieron Los Piojos apenas Palazzo terminó su diagnóstico. Debía terminarlo, porque el coro popular no le hubiera permitido explayarse.
Siguieron el melancólico Sudestada y el contundente Llevatelo, con Martínez tan desaforado en su interpretación (cambió la letra para aludir a la estafa cripto presidencial; “tanta criptomoneda”, se le oyó) como la pared de guitarras que armaron Piti Fernández y Juan Manuel Gigena Ábalos. Este último tiene la responsabilidad artística de reemplazar al fallecido Gustavo “Tavo” Kupinski.
Tan solo (canción que tuvo como invitado estelar a Ca7riel en la guitarra) se mashupeó con el Sympathy For The Devil de los Stones y seteó los ánimos de manera inmejorable para recibir Ay ay ayy un nuevo vendaval de clásicos.
Fuente: La Voz
