La banda liderada por Pipo Cipolatti y Daniel Melingo sorprendió en la escena ochentona, pero ciertos cambios de integrantes y proyectos contrastantes erosionaron su éxito inicial.
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Sin dudas la música argentina de los ‘80s comenzó esa impactante década con la firme convicción de ofrecer una firme renovación de sus conceptos, rompiendo con aquellas estructuras que habían signado el anterior periodo artístico. La canción testimonial, el rock sobrecargado de arreglos y el folklore vaporizado de bucles melódicos dejaron espacio al pop más glamoroso, un rock con más producción y a grupos que tenían una estructura muy ligada a las referencias europeas de esos tiempos. Sin embargo dentro de los cambios que la nueva década deparó, uno de ellos se robó las miradas de numerosos fans musicales que advirtieron la presencia de un personaje diferente, un outsider que en sus raíces conlleva las referencias de una argentinidad imposible de ocultar. Ese curioso artista provocando un gracioso shock que deslumbró a miles de oyentes, es el músico Pipo Cipolatti, que ya tenía en su mente la idea de armar un grupo distinto a todas esas cosas que venían sonando en Argentina.
De apariencia muy llamativa con el pelo en punta elevado pero prolijo, sus enormes lentes y sus modales propios de un carismático locutor, el pelirrojo y Daniel Melingo, guitarrista y vientista de Los Abuelos, pusieron en marcha una banda llamada Los Twist dotando al repertorio de un primitivo rock and roll, el rockabilly, el twist, el ska y hasta una balada hollywodense propia del cine. Lo que haría diferente a estas canciones, sin dudas fue esa gran capacidad humorística de insuflarle a los temas situaciones absurdas, maquillarlas de gracia aún aludiendo a situaciones dramáticas, donde las ironías marchaban de la mano de melodías bailables y cierto revival del lapso 50/60 en los Estados Unidos. Los Twist en el inicio de los ‘80s introdujeron la escenografía vintage de clásicos con ritmos mucho más conservadores, pero al mismo tiempo cargados de letras que parecían una compilación de los mejores gags del stand up del momento, cuando se avecinaba un gobierno civil tras las elecciones de diciembre de 1983.
Entusiasmados después de verlos en el Stud Free Pub, Charly García que había asistido con el productor Daniel Grinbank, les ofreció editar su primer disco, un material que se grabó en 29 horas y media, como señalaba la tapa del vinilo, registrando a toda la banda en los estudios Panda tocando de corrido esas inolvidables canciones de su disco debut titulado “La dicha en movimiento”, la denominación que la Policía daba a la cocaína en términos internos. Además de Pipo y Daniel como líderes, estaban Cano en bajo, Gonzo Palacios en saxo, Polo Corbella (Abuelos) en batería y una irresistible joven que además de cantar de forma maravillosa, era una conjunción de Rita Hayworth y Marilyn Monroe en el escenario, transpirando sensualidad. En una banda muy masculina, Fabiana Cantilo fue un diamante encandilando a la audiencia, material donde Charly y Andrés Calamaro pusieron teclados para completar la película sonora. Ese disco estaba destinado al suceso y días después, las disquerías confirmaban que el debut del grupo había superado las 200 mil unidades vendidas, explotando un boom sorpresivo para una banda nueva por aquél momento.
“Y en el sidecar van Los Twist”
Lo que nadie esperaba es que Fabiana Cantilo, algo saturada con ese fenómeno, se bajase de su puesto y dejara en shock al resto de los músicos. El grupo viajo a España a grabar “Cachetazo al vicio” acompañados por Hilda Lizarazu, quien tomó el toro y grabó todas las voces a excepción de un tema interpretado por Celeste Carballo. A la vuelta hicieron un Obras con Lizarazu y Juana Molina, que debutaba como cantante en esa banda. Tras la partida de su cantante original y con Hilda poniendo el hombro, grabaron discos como “La máquina del tiempo”, “Cataratas musicales” y “El 5 en la espalda”, instalando con cada lanzamiento un nuevo hit en una banda que sufrió numerosas modificaciones. Esa carrera discográfica incluiría un episodio más llamado “Explosivo 96”, con reversiones de su repertorio, para una banda que ya no era lo mismo. Pipo se diversificó entre la tv, sus apariciones en otros proyectos y hasta preparó con Charly una nueva banda de sonido para “Titanes en el ring” que no llegó a ver la luz, mientras que Melingo se metió de lleno en tango publicando diversos álbumes.
Después de muchas idas y venidas, el 30 de abril de 2012 por decisión de su fundador, Pipo Cipolatti, la banda se disolvió definitivamente, pero este grupo siguió tocando ese mismo repertorio con otros nombres hasta la actualidad, rotativa formación que sigue poniéndole diversión musical a sus aisladas apariciones. A 41 años de su lanzamiento, “La dicha en movimiento” es material obligatorio de escucha para entender los cambios que la música argentina vivió en los ‘80s, con un grupo que evocaba a Alfonsín Gardel, Perón, Ubaldo Ratin, Boca, Brizuela Mendez y otras leyendas de la historia argentina en letras de incandescente frescura y picardía. Aludiendo al drama de la dictadura o los resabios de la segunda guerra mundial, Los Twist hicieron bailar al pueblo con un ritmo colocado, temas que hoy perduran intachables en el recuerdo de millones de seguidores que se sorprendieron con la banda de un genial pelirrojo.
Fuente: Ser Argentino
